No hay forma de saberlo, fin de la entrada del blog.
Ojalá fuera tan simple como decir que no se puede saber y ya, que realmente es cierto que no podemos saber si algún psicologo será ese que dará en el clavo hasta que lo intentamos, es como jugar poker, para saber si puedes ganar la mano, tienes que pagar para ver las cartas de tu oponente, no se puede conocer sin arriesgar, entendiendo que lo que arriesgamos al intentar con un nuevo psicólogo es la exposición de nuestra historia personal y muchas veces la rememoranza de los dolores emocionales y traumas.
Siempre le digo a los pacientes que los psicólogos somos somo el vino, el mejor vino no es el que tenga más medallas, más premios y sea más caro, el mejor vino es el que te guste más, igual con el psicólogo, no es el más hipster ni el de mejores adornos del consultorio, ni la consulta más costosa ni los estudios más presumibles, el mejor psicologo es el que te funcione y con el que te puedas sentir en mayor comodidad y confianza.
Cuando estudiamos recuerdo que algunos profesores nos "taladran" la idea de que los pacientes cuando establecen un vínculo afectivo con los psicólogos tendran consecuencias nefastas e irremediables, sin embargo estudiando la literatura, aprendemos que es distinto, sólo esos profesores sabrán que trauma arrastran con esto de las relaciones interpersonales, la verdad es que hoy en día estoy más que nunca convencido que la relación entre los dos humanos que se encuentran en el espacio terapéutico, es lo que hace que ocurran los cambios que se buscan, dificilmente podría desarrollarse un proceso terapéutico sin la humanidad que nos caracteriza.
Entre que corriente maneje el psicólogo o que metodologías utilice, no hay ninguna mejor que otra, si buscan distintos objetivos, pero lo importante es confiar en el proceso y dejarse ver y conocer, más adelante escribiré otro artículo hablando de las corrientes psicológicas.
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